Desde hace más de dos siglos, el sorteo de Navidad ha unido a los españoles en torno a una tradición que va mucho más allá de simplemente jugar un sorteo de lotería. En 1938, un año marcado por la Guerra Civil Española, la Lotería de Navidad vivió un episodio excepcional: la celebración de dos sorteos, uno organizado en el bando republicano y otro en el bando nacionalista, reflejando la profunda división de una España desgarrada por el conflicto.
En aquel año, la contienda civil había fragmentado al país, creando dos gobiernos en guerra. Esta división no solo afectaba al territorio, sino también a las instituciones y tradiciones culturales. No obstante, ambos bandos, conscientes de la importancia cultural y económica de la Lotería de Navidad, decidieron mantener la celebración de este evento, dando lugar a un hecho histórico sin precedentes: dos sorteos de Navidad en un mismo año.
El sorteo organizado por el gobierno republicano se celebró en Barcelona, y el número que ganó el “Gordo” fue el 22.655. Por otro lado, el bando nacionalista, en la ciudad de Burgos, realizó su propio sorteo, y el número agraciado con el “Gordo” fue el 36.758
Ambos sorteos reflejaban la realidad política y territorial de la época y remarcaban el intento de ambos bandos de mantener una tradición que era y es de gran importancia para el país.
El impacto económico de la Guerra Civil fue devastador para la población y los recursos del país. Esta situación crítica llevó a ambos bandos a recurrir a la Lotería de Navidad como una fuente vital de ingresos para financiar sus esfuerzos en un momento de necesidad. Esta estrategia no era nueva; de hecho, España ya había utilizado la lotería para obtener fondos durante la Guerra de Independencia contra las tropas napoleónicas en 1812. En aquella época, la recién creada Lotería Nacional buscaba sostener económicamente al país y a sus fuerzas armadas mientras ofrecía una alternativa de entretenimiento en medio de la adversidad.
Así, al igual que en 1938, la lotería demostró una vez más su capacidad para adaptarse y perdurar, convirtiéndose en una solución práctica y culturalmente significativa en tiempos de crisis. Los fondos recaudados en ambos sorteos de 1938 brindaron un respiro económico necesario en una España fracturada, reafirmando el rol de esta tradición como un símbolo de resistencia y continuidad en las peores circunstancias.
Estos dos sorteos de 1938 son mucho más que una curiosidad histórica. Reflejan la necesidad de mantener vivas las tradiciones culturales en los tiempos más difíciles, incluso cuando el país estaba dividido por líneas políticas y geográficas. La Lotería de Navidad se convirtió en un símbolo de resistencia cultural que recordaba a los ciudadanos que había algo en común que les unía, más allá de las diferencias y del conflicto.
Los sorteos de 1938 en Burgos y Barcelona quedan en la memoria colectiva como un recordatorio de que la Lotería de Navidad es más que un juego; es una parte del patrimonio cultural español. Este vínculo ha perdurado a través de los años, uniendo a generaciones y demostrando que las tradiciones profundas pueden resistir las pruebas del tiempo, la economía y la política.
Cuando nos acercamos al próximo sorteo de Navidad, recordamos la historia y el valor de este evento que, generación tras generación, continúa siendo una de las tradiciones más arraigadas en España.
🎄 ¡Que la suerte te acompañe en este sorteo navideño y que la tradición persista por generaciones! 🍀